viernes, 4 de agosto de 2017

9.- LAS “MEDIDAS DE SEGURIDAD”.

Después de leer docenas de interminables y farragosa leyes, decretos ley, normativas y demás, llegamos a la conclusión, aunque sea difícil de creer, de que no existe una normativa específica para regular la seguridad de los viajeros que tienen que cruzar las vías en las estaciones.

Como decía en un artículo anterior, en el caso de la estación de Areta, parece ser que la única medida de seguridad para los viajeros es una ridícula placa roja de 15 cm por 100 cm que reza “cuidado al cruzar, trenes circulando en ambos sentidos”, en euskera y castellano con una letra de color blanco de 2 cm de altura, que además queda oculta por el tren del que se apean los viajeros.

Si a todo esto le sumas que la megafonía suena en la estación antes de que los viajeros bajen del tren, que éstos no ven el teleindicador que anuncia que va a pasar un tren sin parada ya que sólo aparece el aviso en el andén correspondiente a la vía por la que va a circular,  que no hay ni semáforo ni ninguna barrera  física que impida el paso y que no hay visibilidad, estamos ante una trampa mortal.

Solo es necesario que se den las circunstancias que acontecieron el día 5/09/2016 para que vuelva a ocurrir una desgracia.

¿Y qué han hecho ADIF y RENFE para que esto no se repita? Se han limitado a poner una señal de límite de velocidad que indica 70, eso es todo. ¿Cuántos metros necesita un tren de mercancías para parar? Pues debería empezar activar el freno 300 m. antes, sin tener todavía el apeadero a la vista.

En RENFE y en ADIF trabajan técnicos especialistas en seguridad que llegan a la conclusión de que en Areta y en otros muchos pasos, no hace falta poner ninguna medida provisional de seguridad. ¿No son suficientes 46 arrollamientos en 10 años en este tipo de estaciones sin paso alternativo como para tomar medidas?

¿Cuánto puede costar una mierda de semáforo? Con muchísimo menos de lo que gastan en abogados para eludir responsabilidades, todos los pasos peligrosos dejarían de serlo. Es una medida provisional y barata que deberían poner en marcha hasta el soterramiento de todas y cada una de las estaciones. Pero a esta gente les importa un bledo la vida de los usuarios, ya tienen abogados y peritos que se encargarán de culpar al muerto.

No conozco las normativas y cómo actúan en otros países europeos, pero dudo mucho que trabajen como aquí, donde empresas con capital público ningunean a las familias de las víctimas  y culpan a los muertos de mala gestión e incompetencia.


Para ellos sólo son unas cifras sin cara, un número más en sus estadísticas y balances, Hasta tal punto es así que no se dignan ni a dar el pésame a las familias y en sus informes confunden hasta el nombre de la víctima. En el caso de Irune se referían a ella como Irene.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario