miércoles, 18 de octubre de 2017

26.- LA DANZA DEL DOLOR

Me arrastra un torrente desbocado, me sumerge y me eleva a su antojo corriente abajo llevándose consigo recuerdos de una vida.

Sus aguas se vuelven cada vez más densas, más negras, hasta convertirse en dos majestuosas alas de frió cristal que se alzan amenazantes ante mí.

La  sombra crepuscular que proyectan transforma lo que en otro tiempo fueron formas inocuas en bestias que acechan mi alma.

El desconsuelo se cierne sobre mí rodeándome con un gélido abrazo que comprime mi espíritu y embota mi cerebro.

La presión llega hasta el tuétano de mis huesos dando comienzo una danza, una danza cruel, la danza del dolor.

A lo lejos, el ritmo constante de un despiadado vals que me espera inexorable, rompe el silencio.
Un, dos, tres, un, dos, tres…

Intuyo que su desalmada mirada se posa sobre mi cuerpo que gira llevado por el ritmo acompasado,
Un, dos, tres, un, dos, tres…

Intento mirar de soslayo sus ojos sin vida, pero me queman las pupilas y me hiela el corazón.

Se lo que debo hacer. ¡Mirar su cara,  seguir su ritmo infernal, aceptar este baile maldito! pero no puedo y me dejo llevar observando como mis pies son arrastrados al son de su angustiosa melodía.
Un, dos, tres, un, dos, tres.

A veces afloja suavizando el ritmo. Siento un poco de calor, veo la luz, cojo aire y respiro, pero solo ha sido un engaño, al poco vuelve con más fuerza  reanudando el ritmo y meciéndome como a una hoja llevada por el viento.

¡Giro y giro! Giro  en oscuro, en vacío, describiendo círculos cada vez más estrechos y comprendiendo que esta terrible danza tendrá descansos, pero jamás tendrá fin.


2 comentarios:

  1. Nunca se olvida a una persona que se quiere y se pierde, simplemente se aprende a vivir sin ella. Nunca se llena el vacío que deja, simplemente se hace un poco menor.
    Muchos besos.

    ResponderEliminar
  2. Me he topado con este blog intentando comprender cómo se puede soportar el sufrimiento por la pérdida de las personas a las que quieres. Por mi experiencia, el dolor es infinito, y te desgarra por dentro, te angustia hasta dejarte sin respiración. Sin embargo, continúas, porque siempre hay un motivo por el que vivir, siempre, aunque la vida te dé motivos para desear morir.

    ResponderEliminar